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| caleidoscopio |
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Nikolai La Libélula |
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Poseída por tu trastocada y alatinada manera de mirar, embelezada por tu recuerdo, criticada por mi perversidad. ¿Más qué maldad tendría admirarte? si con sólo instantes lograste engancharme; qué indulgencia tendría quererte si te quiero ya; que amnesia viviría si dijese no amarte. Amarte a pesar de tus ausencias; amarte cuando te observo alejarme más. Y sabes que esto no parte hoy, no se ideó siquiera ayer; no por mí, y creo que tampoco por ti; ni se buscó o se forzó; creo que pasó, y pasó sin más. II Si amarte fuese pecar, porque tropezarte en medio de lo improgramable, porque hechizarte sin por error mirarte a qué se debiese que te admirase en tan bruto tiempo tan lleno de errores e imperfecciones tan real y cercano a mi verdad. Te fuiste, me olvidaste. 
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febrero 2003 |