renglones torcidos     


El cuento escondido
Joe Blisouto



Miraba las frutas que a su lado esperaban ser llevadas por la ansiedad de placer. Recordaba los versos del poeta que, poco o muy poco, aún iluminaba su conciencia. Aún así, pudo robarse el fruto divino de sus palabras, y el germen que se anidó en su corazón.
Ya habían pasado algunos días, y como la misma aurora, aquello, avanzaba lentamente a su ocaso - El poder de la vida es un regalo que ha sido dado a cada ser, y guarda en sí mismo, el abrigo secreto del aliento - No pudo más que expresar en trémulas líneas, la erosión que brotaba, tal mutación espiritual del centro de su alma. Y allí estaba, sobre un papel, padeciendo casi, lo que en cuentos y relatos, significaba parir; oír el primer grito de su propia vida.



POETA.- ¡Oh! Ayúdame ser divino, permíteme ser usado por aquel espíritu que, cuando me posee, siento que dejo de ser. Permite que tu magia llegue a las almas que aun están insomnes por degustar tus frutos.
GENIO.- ¿Quién me llama desde el otro lado, con tanta pasión y devoción? ¿Quién eres pequeño, que con la voz de tú sed mas alta me has mojado, y despertado a una nueva aurora? ¿Serás tú, aquel que anhele lo que muchos han dicho ser mis dueños?
POETA.- No te veo ni te siento. Mis manos y mi oído izquierdo me dicen que el tren de partida hacia la magia está saliendo. Sigue te lo imploro. Déjame ser el puente hacia toda la familia humana que sedienta está de vida y de magia; aquello del cual tú eres la fuente.
GENIO.- ¡Oh! Si es tan solo un tonto el que anhela mi gracia. No sé que es lo que a pasa por allá. Yo, que siempre estoy para sus gracias, ahora ante mí, encuentro a un pobre tonto. ¿Será que es lo único que aun entiende que de ellos todo sé? ¿O será que no hay nadie más que sepa pedir con los labios manchados y perfumados, de ingenuidad e inocencia? En fin, si es así, que va. Mis frutos aún están maduros y, como sólo estas tú para recibirlos, acepta lo que ofrezco.
POETA.- ¡Oh! Siento que alguien ilumina toda la oscuridad de mi vida, veo que todo tiene música y encanto. ¡Que hermoso! Tengo que pintar esta maravilla ¡Oh! Ayúdame musa hazme tu instrumento.
GENIO.- Deja de llorar, y empieza a escribir, que yo tejeré las notas musicales entre cada estrofa de tus letras. Mas, ten cuidado, pues veo a tu lado a una sombra, que como nube se acerca, y anhela apropiarse de tu alma. Recuerda pequeño, esa nube se llama Duda. No dejes que se inflame, puede quemarte la conciencia.
DUDA.- Las notas musicales de Shubert tiene eso de hermoso, te llevan como un doncel hacia el camino al cielo. Oh pequeño, cuando termines de escribir podrás presentarlo, y te aseguro que antes debieras consultarlo, pues está escrito que nada de lo que hace el poeta es entendido en su momento. Ve y muéstrales a todos tu obra, y reza porque se asombren y logres tocar sus cuerdas más profundas. Recuerda que, si no lo entienden es porque no son como tu: Un poeta en ciernes y que aún la veta de oro desconoce. Seguro te dirán: Lee, y lee bien. Aún le falta el brillo y la forma. No tiene la belleza literaria. Aún le falta millas y millas de fracasos. Sí. Eso te dirán. Pequeño, será mejor que aprendas un poco más. Yo te lo digo.
POETA.- ¡Oh! Sí. Es verdad esto, pero, mi sentimiento, mi pasión, mi amor ¿A quién se lo doy?
DUDA.- Guárdalo, escóndelo y, algún día... yo te avisare... Confía en mi y triunfarás...
POETA.- ¡Ayúdame! Me hallo en total oscuridad.
DUDA.- Lee y lee bien, conversa y aprende de otros poetas. Ellos te dirán cuando abrirás tus desnudos sentimientos.
POETA.- Si no escribo... Moriré...
DUDA.- Todos moriremos, los poetas... y los tontos.
POETA.- Y mi don... ¿Cuál es mi don?
DUDA.- ¿Don? ¿Qué es eso? ¿Acaso no lo tienes desde que has venido al mundo? ¿Acaso deseas más? Mira los cielos, las estrellas... Todo esta escrito ¿Acaso quieres copiar lo ya escrito por alguien más grande que tu?
POETA.- Eso lo sabes tu, pero yo aún no lo sé ¿Puedes acaso enseñarme el sentimiento que nace de mi alma? ¿Acaso puedes arrullarme hasta llevarme a la paz?
DUDA.- Estás Loco. Sí. Yo te lo advierto.
POETA.- Aún no lo sé. Lo único que sé es lo que anhelo ser...
DUDA.- ¿Y que es eso? ¡Pequeño tonto!
POETA.- Llorar por el amor que siento en mi corazón. Es tan bello eso, y sólo lo siento cuando escribo. Dime: ¿Es eso locura?
DUDA.- Sí.
POETA.- Que bella locura, así quiero vivir por siempre ¿Qué extraño? Siento como si el frío se hubiese congelado, y el silencio de esta noche despertara, y un soplo cálido me estuviera arrullando. Es hermoso. Como si la calma tomase forma y me empujara hacia el hilo del sentimiento ¡Oh! Siento paz. No me dejes blanca paloma, enséñame a volar.
GENIO.- Has cruzado la línea donde muchos no se atreven, pero debo de advertirte que no hay retorno. Una vez que llegas al mundo de la belleza, no hay salida. Y si vuelves, te llamaran loco. Aunque no muchos viven en este valle, algunos tienen en su frente el símbolo del Señor... A ti que te llaman tonto, te llamaré premi. Quédate, aunque haya poco espacio para ti, pues todos los que aquí moramos, dormimos tibiamente, y tú eres la chispa del nuevo día que se prende y se apaga.
POETA.- No puedo retornar... Pues ya empece a escribir, y a ti, no podré soltar...


Y de su corazón salió el siguiente cuento que las musas le dictaron, cuyo título fue: “Vida”

RL


<<.... Y Dios después de formar a sus criaturas, los llamó para darles vida... A todos recibió, y todos humildemente recibieron su regalo. Mas cuando el cielo se estuvo cerrando, el hombre vino y rogó a Dios que en su fiesta, el aún no recibía su regalo...
- Ten Hijo mío - le dijo Dios, y le dio 25 años de vida.
- ¿No puede darme más mi Señor?
- Eso es suficiente hijo mío... Pero si aún deseas más, puedes pedirle a tus hermanos.
El hombre bajo a la tierra y los buscó. Lo primero que encontró fue a una manada de animales, que alegremente corrían y jugaban por toda la tierra.
- ¿Pueden darme un poco de sus vidas? -. Les pidió el hombre. Todos sorprendidos le miraron, y lo vieron tan triste que hicieron una junta, y todos ellos respondieron: Ten. Te damos 25 años de vida.
Muy contento agradeció a sus hermanos y fue caminando en medio de ellos hasta llegar a los bosques. Vio que todo estaban floreciendo y dando frutos, mientras una garúa caía del cielo sobre cada uno de ellos, alegrándoles. Y vio que ellos le agradecían a Dios por el regalo de su existencia.
- Salud hermanos - dijo el hombre.
- Saludos hermano - dijeron los bosques - ¿Por qué estás triste, acaso te ocurre algo? ¿Té falta alimento? - El hombre vio ante sí la oportunidad para su ambición, y les dijo: Estoy bien pero, necesito me obsequien un poco de sus vidas -. Los vegetales lanzaron un fuerte: ¡Oh! -. Que remecieron todos los cielos. Hicieron una junta y le obsequiaron 25 años de sus vidas al hombre para alegrarlo. Él agradeció el gesto y alegremente se alejó de todos ellos.
Cuando de pronto vio en medio del bosque a querubines, gnomos y unicornios. Los vio tan alegres agradeciendo a Dios por el regalo de la existencia que se acercó, y les pidió le obsequiaran un poco de sus vidas. Todos lo rodearon, y preocupados le regalaron 25 años de sus vidas; y alegremente se alejaron del hombre.
Contento por todo lo conseguido, el hombre fue hacia su padre, y le mostró todo sus regalos. Dios un poco preocupado le dijo: Bien hijo mío, has tenido no lo suficiente, sino lo que deseabas... Vivirás 25 años como un serafín, luego 25 años como un animal, 25 años como un vegetal, y por último, vivirás 25 años como lo que eres... un hombre. Ve en paz...>>

DUDA.- Que hermoso relato, en verdad es muy hermoso. Pero sé prudente. No olvides mis consejos: La crítica, el reconocimiento, un buen editor, el dinero, más y más.
POETA.- ¡Basta!
GENIO.- Haces bien, sé tu mismo tu propio critico, y ama a tus creaciones, son tus amados hijos. Recuerda, que, la belleza es algo del corazón... Sé simple.
POETA.- Lo sé, pero, no sé por qué siempre lo olvido. Es como si algo me guiase constantemente a nuevos caminos de brillantes amaneceres, hasta que todo oscurece y de nuevo imploro por ti.
GENIO.- Sé simple... Y no olvides que en tu recogimiento me encontraras.


La noche se ocultaba, el poeta vio que el silencio comenzaba a pesarle más y más, hasta que se dispuso a meditar... Pues sabía que sólo así, podría lavar su oscuridad...



Joe Blisouto
Lima, Perú.


agosto
2003