No pidas
(ni por favor)
que detenga mis ganas
de arrancarte la impaciencia.
Ni se te ocurra
(en broma)
cubrir las manos
las
axilas
el
torso
las
rodillas
o
el pubis
con un ramo de camelias
porque escribiría una ficción
temible y descarada
como Jonás
quien juró haber sido tragado por una ballena.
Ya dejé de imaginarte
entre mis piernas
y me toco tus olores esparcidos.
Marte pelea con la Luna
por un poco de protagonismo.
Reencuentro-madrugada.
Todos somos cómplices
de
la piel.
Carmen Molina Tamacas
San Salvador, El Salvador. 1975. Editora de Investigaciones del Diario El
Mundo.
Estudia Antropología en la Universidad Tecnológica de El Salvador.
|