Introducción
En el presente
trabajo, se realizará una lectura crítica de la obra La caverna de las
ideas de José Carlos Somoza (1). Esta obra está realizada en base a una
consigna que se devela al final del texto y que fundamenta los diferentes
recursos utilizados en su realización.
En el desarrollo
de la novela se despliegan dos intrigas representadas por dos planos gráficos
(uno superior y otro inferior), en los que se dividen las hojas. En estas
intrigas se presentan diferentes personajes que en una interacción permanente
realizan el entramado del texto. Sin embargo, estas tramas no se hallan
tan separadas la una de la otra, sino que cada una depende directamente
de la otra para su desarrollo, cada una de una manera particular. Mientras
el plano de abajo (representado por las notas del traductor) depende del
desarrollo del plano superior, el superior depende del traductor (personaje
del plano inferior) para ser accesible. De esta manera se da el primer
contacto entre los planos, un contacto de carácter esencial, intrínseco.
El propósito
del presente trabajo, es dar cuenta de los procedimientos utilizados a
lo largo del texto, para lograr la unidad de la obra. Más allá del espacio
físico que comparten para desarrollarse (el libro) las dos intrigas conforman
una sola obra, la cual nos proponemos analizar como una unidad.
Los dos planos
La división
de los planos, en la configuración textual, es de carácter temporal y espacial
planteando, así un alejamiento entre ambos. Este alejamiento se ve sopesado
desde otro ángulo, por la simultaneidad que se pretende lograr en la lectura,
a través del constante intercalado de las historias. A medida que la historia
avanza, la división ente los planos se hace menos clara hasta llegar al
capítulo VIII, en el cual personajes de las distintas tramas se encuentran
en un mismo plano. Es en este punto, donde las dos intrigas se sitúan definitivamente
en el área de la ficción.
La acción del
plano superior se desarrolla siguiendo las reglas del policial clásico,
por lo que los personajes que intervienen en esta historia se dividen en
detectives, víctimas, sospechosos y testigos. La acción del plano inferior,
se articula como notas del traductor de la historia desarrollada en el
plano superior. De aquí que esta trama sea dependiente de la otra en su
desarrollo, ya que se construye en base a ella. En ésta, los personajes
son en un primer momento, el traductor y sus colegas, y luego son el traductor
y el transcriptor del original. Esta división se da sobre la base de un
corte que se produce a partir del establecimiento del misterio. Durante
la primera mitad del libro, el personaje del traductor junta indicios de
un misterio escondido en las páginas de la historia que traduce. A partir
de la segunda mitad, el misterio es corroborado y afianzado por un cambio
en la posición del personaje. A partir de este momento no se plantea la
duda de la existencia de un misterio, sino que, asumido, se limita a develarlo.
Durante la
primera mitad del desarrollo de la historia, el traductor relaciona todas
sus sospechas con el personaje de Montalo (transcriptor) quien nuclea todas
las respuestas a los interrogantes que surgen a lo largo de la traducción.
Establecida la ausencia de Montalo por su muerte, se plantea la imposibilidad
de acceder a las respuestas de los interrogantes surgidos del texto. Sin
embargo, a partir del capítulo VII, la condición del personaje del traductor
se ve afectada drásticamente, limitándolo al confinamiento y planteando
la amenaza de la locura. Por medio de esta amenaza, es como se vehiculiza
la ambigüedad necesaria para recrear un ambiente de tensión, que hará crecer
(en importancia) el misterio a develar en la intriga del plano inferior,
el cual finalmente llegará a incluir dentro de sí el develamiento del misterio
del plano superior.
A pesar de
no estar construido como un relato policial, esta segunda intriga posee
algunos rasgos comunes con la historia desarrollada en el plano superior.
De esta forma, la historia del plano inferior se articula en base a un
mensaje codificado en torno al cual gravita una amenaza, la cual por la
presencia de una muerte ligada al texto, cobra credibilidad. Cuando el
personaje cree haber decodificado el misterio, es su contrario (2) (Montalo)
quien lo desengaña y lo pone en la pista correcta. A partir de este momento,
todo el misterio que giraba en torno al personaje de Montalo (de quien
una vez revelada la farsa de su muerte, se muestra, aunque presente, incapaz
de proveer las respuestas ansiadas) se traspasa al texto en sí, y la tensión
aumenta creada y sostenida tan sólo por las palabras que aparecen en el
texto del plano superior, y por el desarrollo mismo de la historia de este
mismo plano.
En el plano
superior, la configuración textual está dada casi completamente por el
desarrollo de la acción dentro del marco de la historia policial. De esta
forma, la historia comienza con la aparición de un cuerpo y a partir de
ahí se plantea el misterio de la causa de la muerte. Encaminado hacia una
solución falsa en un comienzo, el detective llega finalmente a la verdad.
En el desarrollo de la historia, aparecen intercalados distintos pasajes
que no parecen desentonar del todo con la historia, pero que tampoco poseen,
en un primer momento, importancia para su desarrollo. Estos pasajes son:
el simposio en la academia, las descripciones de sucesos que pasan inadvertidos
para los personajes (que el traductor llamará eidéticas) y el planteamiento
de la idea del traductor. De éstos tres, el primero afectará directamente
el desarrollo de la historia policial, ya que en este simposio se encuentran
pistas sobre las causas de la muerte que se investiga. El último sólo servirá
en el desarrollo del policial para relacionar a los personajes que forman
parte de lo que finalmente se descubrirá como una conspiración. El otro
elemento, es utilizado por el autor exclusivamente para realizar la imbricación
de los dos planos, que es lo que trataremos a continuación.
La imbricación de los planos (o la historia única)
A pesar de
que en los dos planos se cuenten historias diferentes, ambas forman parte
de un desarrollo común, el cual se logra a partir de la imbricación de
las dos intrigas.
Al comienzo
del libro, las dos historias, aunque interdependientes, se plantean por
separado. Mientras el plano superior supuestamente narra una historia policial
ficticia, apartada del momento de la lectura en el tiempo y el espacio,
el plano inferior se desarrolla en tiempo presente, alejado así del plano
superior y planteado como contemporáneo al momento de la lectura. El misterio
a resolver planteado en el plano inferior, se “esconde” en las líneas de
la historia del plano superior. Es por esto que desde el comienzo, se plantea
al plano inferior como dependiente del superior en cuanto al desarrollo
de la acción.
En el plano
inferior, las notas del traductor se dividen en tres tipos: las que comentan
imágenes eidéticas, las que dan información sobre términos de la obra,
y las que relatan la intriga de la que forma parte el traductor. Los dos
primeros tipos, el estar tan estrechamente ligados al texto, son incluidos,
aunque en momentos estratégicos, a partir del tema que comentan. El tercer
tipo de notas, al no estar ligado directamente a la función del traductor
como tal, necesitan un disparador que de lugar a su intercalación. Es así
como palabras o frases puntuales son repetidas en un plano a partir de
su uso previo en el plano opuesto para justificar la introducción de la
intriga del traductor. Así, dos frases idénticas remiten a situaciones
diferentes. Este recurso es llevado al extremo por medio la introducción
de un diálogo en los dos planos, en el cual el segundo término de la conversaciones
el único que cambia. Se produce así una imagen “casi” especular. En oposición
a esto, también se usa para el intercalado de la segunda historia, la recurrencia
de temas entre planos. Este recurso tiene su ejemplo paradigmático en el
pasaje donde el personaje del traductor toma un tema surgido a partir del
plano opuesto (la risa), que al ser traspuesto al plano inferior se torna
en su opuesto (el llanto). Siendo ambos manifestados por el mismo personaje,
puede decirse que se produce en él una síntesis de los dos planos.
Para sustentar
el misterio planteado en el plano inferior, aparecen elementos en el superior
que poco o nada tiene que ver con el desarrollo de la trama planteada en
él.
El primer elemento
que une las historias, son las descripciones sobre la base de las cuales
se articula el misterio del plano inferior. Estas descripciones que refieren
a la historia del plano superior, contienen para el personaje del plano
inferior, un mensaje codificado, eje de todo el misterio que se plantea
en ese plano. Son estas descripciones las que justifican la aparición del
traductor en un primer lugar, y serán las que justifiquen su intercesión
a lo largo del texto, ya que toda su actividad (en tanto que personaje
que pretende develar un misterio) se basa en ellas.
El segundo
elemento de imbricación, es la introducción de la “idea” (3) del traductor
en el plano superior, la cual cumple una doble función. Por un lado, en
el mismo plano surge para ir agrupando a su alrededor diferentes personajes
los cuales conforman un grupo detective en su búsqueda de la verdad. De
esta forma, la introducción de esta idea funciona en este plano como signo
de identificación. Por otro lado, es esta idea la manera de introducir
al personaje del plano inferior en el superior, y continuar así la imbricación
de los planos comenzada con los comentarios de las descripciones. Esta
inclusión pasa por tres fases: en primer lugar se plantea la idea del traductor
(como una creencia de los personajes del plano superior), y por ende se
lo incluye en la forma de idea. Luego, se lo incluye de manera gráfica
por medio de su imagen (en la estatua de Menecmo). Finalmente, ingresa
por entero como personaje, en el capítulo VIII, en el cual, tanto el traductor
como Heracles (personaje del plano superior) comparten un mismo espacio
e interactúan directamente. Este espacio que comparten, a pesar de estar
gráficamente situado en el plano superior, se caracteriza internamente
por la características descriptas para el plano inferior, realizándose
de esta manera una síntesis entre ambos (de esta manera asistimos a distintas
maneras de lograr una síntesis de los planos, cada una llevada a cabo en
un espacio diferente) Es así como el personaje queda completamente incluido
en la ficción aun cuando sea incapaz de reconocerlo, mostrándose como un
“mal lector”, ya que no reconoce los signos de su propia ficcionalidad.
Al terminar el último capítulo, se corrobora esta mala lectura, al demostrarse
su incapacidad para develar el misterio por no poder plantearlo de manera
diferente. Es tras las revelaciones de la última nota del traductor, donde
finalmente se da una unicidad completa a la obra, planteándola como una
interacción entre elementos que conforman una unidad. Es a la luz de estas
revelaciones, solución del misterio del plano inferior, como la interacción
entre los planos y sus elementos cobran una nueva significación.
Un elemento
que queda por marcar en cuanto a la interacción de los planos, es el que
se da a nivel del tiempo de lectura. Por medio de la introducción de las
notas del traductor, el autor dilata el tiempo de la acción del plano superior
contribuyendo esta dilación al aumento de la tensión. Es de esta manera
como el plano inferior se inmiscuye en el desarrollo de la historia policial
contribuyendo al incremento de la tensión en torno al misterio.
El Epílogo
Tras las revelaciones
dadas en la última nota del traductor, el epílogo funciona como un “broche”
que echa luz sobre la totalidad de la obra.
En el inciso
anterior, se dejó sin desarrollar el pasaje del simposio en la academia.
Tomado como elemento de imbricación, recién se revela como tal a la luz
de la última nota del traductor y del epílogo. El simposio no es otra cosa
que el origen del texto incluido en el mismo, funcionando en su totalidad
como pista para la resolución del misterio del plano inferior. En el plano
superior no cumple otra función que dar lugar a la exposición del personaje
de Crántor, fundamental para la trama de la historia policial.
Esta última
hoja en la cual habla el escritor, se revela como una parte del texto no
solo por su ficcionalidad, sino por su configuración en torno a un par
opositivo de personajes (Filotexto – Platón). Al mostrarse como parte del
texto se plantea a sí mismo como fin (4) del mismo y por tanto adquiere
sentido totalizador. La explicitación del mensaje que quiere transmitir
el escritor por medio del texto, se revela como una moraleja, planteando
el texto como un ejercicio de escritura y un texto pedagógico al mismo
tiempo.
Podría decirse que el epílogo es el tercer elemento en una progresiva revelación del origen y fundamento del texto. Al comienzo del relato, la cita de la Carta VII de Platón,
funciona como adelanto. El simposio, ubicado hacia la mitad del texto, es una revelación
contundente para un lector inteligente. Finalmente, el epílogo cierra esa trilogía revelando
directamente y sin necesidad de interpretación mediadora, el sentido de los dos elementos anteriores y del texto en su conjunto.
Conclusión
A partir del análisis realizado, se puede afirmar que el texto La caverna de las ideas de José Carlos Somoza, forma una unidad en la cual los dos planos de la acción se intercomunican y conforman una historia polifacética, en la cual se entremezclan distintos niveles de realidad y ficción. Acumulando narradores a medida que pasan los capítulos, la acción se desarrolla planteando distintos frentes de acercamiento, hasta que al llegar al epílogo, se plantea un único enfoque de entrada al texto avalado por la revelación del origen. De esta forma se pretende clausurar todo sentido que pueda sacarse de la obra al echar luz en una única dirección.
(1) Editorial Alfaguara. Barcelona, 2000
(2) En un análisis donde los personajes se reconocen como formando pares
opositivos, el traductor y Montalo forman uno de ellos. Las características
que los oponen, varían a lo largo del desarrollo de la historia.
(3) Idea en tanto ocurrencia, y no en el sentido platónico del término.
(4) En tanto final.
María José Schamum
Argentina
Algunos de sus artículos han sido publicados en los diarios Southern Cross y Buenos Aires Herald.
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