Primer poema del viaje
Errar en los códigos
que atravesaste soñando como ángel,
no justifica tu piedad por los años baldíos.
¿Cuántas veces al pie de la frontera
se hizo tu piel el doble que te habita?
Aquel deseo fue eclipsándose,
traicionado y traidor -como mal mercader-
que sólo obtuvo pérdidas y un hilo de misterio.
Andar por la llanura desolada
es una endurecida libertad,
y aunque no arribes a la entrada del templo,
vive la plenitud
que al levantarte ofrecen estos amaneceres.
No se deslizan tus pecados al fondo,
la salvación vuelve con la memoria
de los que morirán en tu recuerdo;
pero no reconozcas al marcharte
cuánto pudiste hacer y quedaste en lo oscuro,
pero no reconozcas haber perdido
si el paisaje no está vedado ante tus ojos. |
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El fin de la avenida está en el sable de Calixto García, que a caballo se aquieta con la espuma. Yo lo contemplo acostado en el muro, que escinde la ciudad del universo, y alucino el jazz y las mujeres de aquellos trasatlánticos, apenas dibujados por sus luces.
Hace dos horas ardió un viñedo que una mujer y yo sembramos sin mucho corazón. Ahora estoy solo mirando al general tan lejos de su pueblo, que es el mío, cuyos bordes no lamen el océano sino la infinitud, el campo donde él también ardió siguiendo una bandera.
Le cifro mi secreto a un delfín que predice el día en forma de batalla y azulado como vuelo de danzón. Sé que así girará la rosa náutica, y en esa redondez que une las confusiones: le invade al general la desmemoria y comienza a nevar sobre mi enigma.
Agustín Labrada Aguilera
Holguín, Cuba. 1964.
Licenciado en Educación (con especialidad en literatura y español) en el
Instituto Superior Pedagógico "Enrique José Varona", de La Habana,
y un diplomado de literatura en la Sociedad General de Escritores de México.
Entre 1988 y 1992, trabajó -en la Casa del Joven Creador situada en la Habana Vieja- como coordinador nacional de la Sección de Literatura de la Asociación Hermanos Saíz de Jóvenes Escritores y Artistas de Cuba.
Desde febrero de 1992 reside en México, donde se ha dedicado al periodismo y la promoción cultural, y coordina el Premio Internacional de Poesía "Nicolás Guillén", destinado a los poetas caribeños de lengua española.
Es autor de tres poemarios que se nombran: La soledad se hizo relámpago (1987), Viajero del asombro (1991), y La vasta lejanía (2000); así como de la antología de poesía amorosa cubana: Jugando a juegos prohibidos (1992.)
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03
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