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La suerte está echada.
En el aire parece suspendida una moneda
que al caer mostrará una de sus caras,
sin embargo el destino trazó su huella
mucho antes que la moneda volara.
Se entretejieron dos vidas tras la palabra empeñada.
El tiempo no logró borrar la herida
ni la idea de que siga la presa acorralada.
No cumplir esa palabra fue lo mejor en su momento. No cabe duda.
Pero, ¿cómo decidir ahora cambiar el oro por el oro?
¿Con qué parámetro se mide lo que se pierde al ganar o lo que se gana al perder?
¿Con qué brújula se acierta el rumbo?
Escapar con el señuelo encajado a la piel es lo mismo que no haber huido.
El destino tiende trampas perfectas, por eso es fatal y definitivo.
Y el orgullo…Juega un doble papel: salir invicto y seguir cautivo.
Conservar la atención del cazador que ofrece miel,
hace a la presa rondar la trampa con el goce infinito del acecho,
que alimenta el juego perverso con la duda.
Tantas preguntas buscando respuesta.
Tantas respuestas dando sentido a la vida.
Un paso atrás son dos hacia delante.
Uno se vale de la armonía en las palabras que cautivan,
el otro de la magia con la que las percibe.
Ninguno cede.
Son retos el uno para el otro.
No hay calor en su piel ni brillo en sus miradas,
sólo palabras embrujadas.
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Patricia Romana Bárcena Molina
México D.F. Maestra en educación
especial. Directora del Colegio Vallarta
Arboledas.
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nov
2003
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