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Minuto
Aprieta fuertemente lo párpados
mientras la alcoba se desnuda de vientos
imprevistos.
Yo le daré a tu cueva un resplandor,
y tus mañanas caerán como hojas en calma
y yo seré el untuoso otoño que desgaje tus lágrimas.
Humedecidos, vencidos, exhaustos ya sobre el oleaje
las mariposas que habitan en tu sexo
vendrán a nublar mis pesadillas.
Vacío
Está presente la oquedad,
lo que falta de ti.
Simplemente una hoja en el árbol
que no alcanza a cubrir el sol.
Y hay algo parecido al miedo,
pero no se incorpora a mi frente ni saluda
su lastre nupcial ni sus pérfidas caricias.
Tan sólo hueles tú
en el ambiente.
5:00 p.m.
Cuando tu corazón se abre
no hay balcón donde quepa mejor la madrugada,
no hay lluvia que abarque tu mirada.
Sólo entonces me dan ganas de cantar
si te desnudo.
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Rafael Mendoza López
San Salvador, El Salvador. |
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nov
2003
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