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Clávate en este pan de sal que tengo en las entrañas.
Es tiempo de acariciarnos las almas con las lenguas
de empaparnos de cielo
de bautizarme con el agua bendita que corre entre tus piernas
de rompernos
masticarnos
deglutirnos de una vez los sueños
trenzar las venas
y dejar que los ojos giman el deshielo
que reciten toboganes
que levanten polvaredas
que suturen abismos
edades
cunas
silencios
Es necesario que nos cavemos
desenterrarnos los muertos
desalojarlos de la piel
y en blanco
o en menos negro
despellejarnos a besos
Cávame
Quiero desorbitarme
diluirme
disecarme
amarrarte a la síncopa furiosa
del espejo dormido en mis caderas.
Ce Erre
México, D.F.
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dic
2003
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