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El viajero
El viajero
que parte nunca regresa.
Le espera
inevitable
el mar donde extraviarse.
Se agota en el dejar allí y encontrar acá.
El viajero que parte
con crueldad matemática
se fracciona
en el que marcha y en el que regresa,
se convierte en dos viajeros que nunca se encuentran.
El viajero que parte
en algún recuerdo
es una ausencia más
que se pierde en el tiempo.
Huyo y me persigo
Huyo y me persigo
y con una zancadilla
de perseguidor a perseguido
caigo en el suelo, me atrapo
y por unos instantes
hasta que escapo
soy yo, los dos,
el que nunca he sido:
el
que huye y atrapa,
el que persigue y escapa.
Con una lágrima
Con una lágrima,
con tan sólo una lágrima de Dios
se apagarían para siempre
todas las llamas del infierno,
pero hay que aceptar
de una vez y sin dramatismo
que los dioses no lloran.
El llanto es un privilegio
reservado para nosotros:
sus
creadores.
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