|
A Valia Carvalho
entrañable amiga y artista |
¡Líbrame, Señor, de los artistas!
de su música, su canto y sus letrillas,
de sus cuadros, pinturas y esculturas
sus poses trasnochadas y su tedio
de su cháchara cargosa
de su crítica, sus dogmas y maneras
de sus libros, poemas y refranes
sus traumas y sus sueños
de su sorna, sus chismes y rencillas
de su afán de perfección, su fanatismo
de sus penas y angustias
de su envidia disfrazada de amargura
¡Líbrame, Señor, os te lo ruego!
¡Líbrame, Señor, de los artistas!
de su sonrisa piadosa y sus mentiras
de sus danzas, acrobacias y piruetas
sus filmes, sus avances y carteles
de sus versos traídos de los pelos
de su sorda extravagancia y su locura
de sus manías, pleitos y alabanzas
de sus aires de demiurgos y profetas
sus cuentos, novelas y relatos
su vanidad disimulada en el espacio
de su falsa humildad ante la muerte
de sus ínfulas dramáticas e histriónicas
¡Líbrame, Señor, os te lo ruego!
¡Líbrame, Señor, de los artistas!
de su fatal encanto irreverente
su fama, su ambición y de su nada
de su falsa modestia imperdonable
de su tímida arrogancia encadenada
su astucia inexcusable y de su tacto
su fatua pedantería, su incordura
de su infamia tormentosa
de sus sueños de gloria en la mirada
de su sombra y su aliento
de su poder indeclinable y su delirio
de su irredenta pasión por la belleza
¡Líbrame, Señor, os te lo ruego! |
|
*Antipoema inspirado en la frase inmortal de Valia Carvalho:“¡Dios me libre de los artistas” publicada en un afiche suyo.
Luis Andrade S.
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. |
|
marzo
2004
|