la nomenklatura       


Pudiera ser...
Patricia Romana Bárcena Molina


        Pudiera ser que todo esto que sucede no fuera más que un mal sueño, una pesadilla provocada por el calor que anuncia el fin del invierno y la llegada de la primavera, y que mañana al despertar, todo siguiera como antes.

        Pudiera ser que lo que aquí ha ocurrido fuera el diseño de un drama perfecto, sólo para escribir un tango.

        Pudiera ser que el conflicto fuera producto del amor. ¡¡¡Sí !!! ¡Del amor que ciega y que separa los pies de la tierra! ¡Del amor que produce la sensación de mariposas aleteando en el estómago! ¡Del amor que nos hace creer como verdades las mentiras !...
Si lo pienso así, todo cuadra.


Personajes:

        -Un hombre ambicioso y listo, con sangre argentina, capaz de traicionar hasta su sombra, hábil para la seducción y el enredo. Sin escrúpulos y por lo tanto forrado de dinero. "Dinero llama dinero".
        -Una mujer triunfadora, con convicciones a prueba de todo, menos del amor.
        -El clásico pendejo con iniciativa, abusivo y reincidente.
        -El jugador adicto, que ante su racha de mala suerte decide seguir jugando para seguir perdiendo, no sólo el dinero (suyo o ajeno) sino la carrera que lo llevó en algún momento a ganarse la confianza del Jefe, por su desempeño profesional. Pero que al verse acorralado, huye o acepta la ayuda del acérrimo enemigo.
        -Los oportunistas, que en vez de denunciar las evidencias (que ellos mismos pudieron haber conseguido), las hacen públicas evitando que se corrijan los supuestos ilícitos, y las aprovechan para golpear al enemigo político, dar circo al pueblo, reposicionar la situación perdida y minimizar los verdaderos fraudes que tienen a México en una de sus peores situaciones económicas.
        -El vendepatrias, que aprovecha la revuelta para visitar al diablo en los mismísimos infiernos (para tramar sabe Dios que cosa).
        -El enemigo de todos y amigo de algunos.
        -Los "algunos", pagando los pasados favores del enemigo de todos.
        -El héroe-jefe, que conserva la honestidad como su única arma contra sus enemigos, traicionado por todos los antes mencionados, algunos con saña y otros por simples sobornos (besos o efectivo).
        -Los voceros, acomodando los hechos según les va conviniendo. Y entre ellos, el peor de todos, escudado en un disfraz de payaso, rebasando los límites de la decencia, creyéndose el juez de jueces, exigiendo cuentas que no le corresponde pedir, dando a los niños y a los jóvenes de México el peor ejemplo de conducta y de lenguaje. Prototipo de la vulgaridad y la falta de cultura, que no se ha preocupado por investigar lo que son los derechos humanos.

        Desde luego que faltan actores del reparto, pero estos van apareciendo a medida que se desarrolla el drama, y se van acomodando de acuerdo a su inclinación política.

        Pudiera ser que la relación amorosa de la mujer inteligente y audaz con el perverso ambicioso hubiera hecho suponer al pendejo con iniciativa que dadas las circunstancias podía hacer de las suyas y prometer cosas que "jamás", pero "jamás" iba a permitir el jefe.

        Pudiera ser que el perverso seductor, al no recibir la ayuda prometida por el pendejos con iniciativa, hiciera el ofrecimiento de la prueba de dichas promesas al enemigo de todos y amigo de algunos, a los oportunistas resentidos o al vendepatrias engreído, truncando así el amor de la mujer que sedujo para alcanzar sus objetivos financieros.

        Pudiera ser que cualquiera de ellos, algunos o todos, ofrecieran a los voceros la oportunidad de acaparar la atención del público y convertirse en el verdadero poder del país, ya que no se concretan a informar lo que sucede sino que se dan el lujo de hacer verdad lo que ellos quieren que sea verdad y mentira lo que no les conviene (según el partido al que se venden).

        Pudiera ser que el héroe-jefe saliera beneficiado en vez de aniquilado, como muchos quisieran, porque cuando uno tiene sucia la casa y aparece por ahí una escoba o una aspiradora, pues uno termina más rápido el aseo y se desgasta menos.

        Pudiera ser que algún buen músico, no de pacotilla, hiciera con este lío un largo corrido.

        Pero, sinceramente, creo que lo que amerita es un buen tango, acompañado con bandoneón y bajo.

        Pudiera ser que en la plaza de la Constitución se reuniera la gente que sabe leer entre líneas lo que realmente sucede. Y entonces, pudiera ser que al jefe lo dejaran trabajar, y dormir tranquilo.



Patricia Romana Bárcena Molina
México D.F.
Maestra en educación especial.
Directora del Colegio Vallarta Arboledas
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marzo
2004