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El verdadero desierto es el yo, no sólo porque nos encierra en nosotros
mismos, y así nos condena a vivir con un fantasma, sino porque marchita
todo lo que toca.
Octavio
Paz |
Desde el envase oscuro-transparente
de esta colmena transmutada
puente-pared
disuelta-nervadura
mira-sin ver toca-sin piel
sometida a echar raíces
por ser tierra-ombú
de cara al esqueleto.
Tantos rostros
de soledad desierta
hablan por mí-conmigo-con las otras
mordaza entrecortada
distraído suspiro
canción de cuna-madre de futuro incierto.
Omnipresente ligazón a su pasado
revoltosa en preludio se desnuca
deshilacha-deshoja cada noche
en su almohada prolífica
hasta ceñir costados de su hambre
devorada por todas las que he sido
soy y seré
a dos pasos circulares de mí.
Silvia Spinazzola
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abril
2004
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