caleidosopio       


Instantáneas
Antonio Marts



I
La mirada penetrante. Un par de ojos incandescentes y en el iris el miedo, las preguntas. Al primer momento es una mirada firme, segura de sí misma y los ojos que la miran, si se escapa, se quedan con este recuerdo en la memoria. Después de unos minutos el rostro es más que la mirada. Son unos labios cerrados a fuerza de no dejar escapar a la palabra. Es una nariz que tiembla. Son los rizos que enmarcan. El temblor va más allá. Es la ausencia. Miraba el futuro y en él se consumía. El frío: nada funciona contra el ardor del cuerpo. Las paredes de cemento la envuelven sin respuestas.


II

Recostada sobre su brazo. Una mirada triste, perdida en pensamientos, ilegible, distante. El tiempo de la espera y las promesas, de los planes y la entrega. Ese día estuvieron abrazados junto al enorme ventanal del edificio. La eternidad. La luz que muere.


III
La luz directa encandila. Las palabras encuentran el reposo. Antes que la historia comenzara su cronología diversa. Siempre la luz es la que escribe.


IV
Instantes después todo ha variado. Luz difusa. El silencio nuevamente, temblor nervioso. Miedo. La luz es río. Nos baña, siempre. Rectángulo construido por ella, apenas recuerdo de su paso. Incompleto. La totalidad nunca se alcanza.


V
Los ojos tiemblan: tea encendida para iluminar la tarde. La noche. Los dedos reposan en los labios. Mantienen el silencio. Las palabras matan. Sólo mira perderse en la negrura de unos pasos. Cuando cierre los ojos todo habrá concluido.



Antonio Marts
Guadalajara, México.
Poeta. Editor de la revista
La voz de la Esfinge y Director de la editorial Paraíso Perdido.


abril
2004