renglones torcidos       


A destiempo
Estela Guerra Garnica



Ella:

Suele abrir su correo por la noche, cuando da por terminadas las actividades del día y goza un momento de reposo. Primero elimina los mensajes no deseados que normalmente son propaganda de cosas inútiles. Duda en borrar uno de una dirección desconocida porque parece ser una invitación a algún evento. Eso puede ser interesante.


De: Oscar Almeida
Asunto: PRIMER ENCUENTRO
Fecha: lunes, 10 de febrero 2003 2:00 p.m.

¡Hola! Sé que te sorprenderás que un extraño te escriba, pero tengo un motivo muy poderoso que me hizo hacerlo. No me conoces, pero yo a ti te he visto infinidad de veces, el lugar es lo de menos. Quiero que sepas que te veo VERDADERAMENTE HERMOSA. No creas que soy un aventado loco, ni que esto es una broma. Al contrario, soy muy tímido y tengo miedo de acercarme a ti. Una vez te compré unas flores y me dije “hoy si le voy a hablar...” Ese día pasaste tan cerca de mí que se me cortó la respiración y cuando me di cuenta ya te habías alejado. Las flores ya secas las tengo en mi buró. Conseguí tu dirección para que no se seque mi admiración y respeto por ti.

En verdad nunca había visto una mujer tan bonita y enigmática como tu. Discúlpame si te incomoda este mensaje. Te dejo mi dirección electrónica para que a través de ella, si tu quieres me des la oportunidad de conocerte.

Muchas gracias por leer mi mensaje, hasta pronto PRECIOSA MUJER.
PD. No es un mensaje equivocado Elena, es para ti. Contéstame por favor.

¡Ah! Se me olvidaba. Soy Oscar y me dedico a la informática.



Ella:

Sorprendida piensa:

Tanto tiempo deseando que alguien se fije en mí y ahora esto. ¿Será una broma de mal gusto? Tal vez alguien de la oficina ... o incluso alguna mujer solitaria. Puede ser también algún vecino que sabe que vivo sola.

Siente miedo pero también curiosidad. Decide no evitar la fantasía. No responde el mensaje pero antes de dormir imagina:

Esperaré a mirarte. Tendrás algo que me agrade. Tal vez tu sonrisa, tu modo de mirar, la soltura y sencillez de tus palabras. Seguramente cuando te vea será como ir prendida a ti, llevaré en mi piel tu aliento. Tus manos m e acariciarán y tu calor desconocido me hará sentir la más deseada. Con lo que de ti me lleve podré trascender distancias, el tiempo es solo una palabra. Se que me esperarás, los días no importan, pueden ser mil años. Esperaré a que juntos renovemos este pacto silencioso.

Ella dormida sueña:

En la tarde veraniega la tempestad en el bosque es intensa y dulce. Distante el verde, fresco diluvio sobre los nidos. Tormenta de vida en el ensortijado recuerdo de lo que es capaz de sentir. La lluvia de tan limpia nace flores de un día y de eternidad.

Abrázame hombre aunque sea con tu mente, aunque no te conozca. ¿Acaso no es hermoso este conjuro? Viajar juntos sobre el lomo plateado de un mismo sueño como gotas de lluvia sobre el encino.

El agua baja atrevida por la pendiente. Ni piedras ni maleza la detienen.

¡Cabálgame hombre que estoy madura! Y ruedo sobre el delirio de la espera. Soy fruto que la lluvia arranca y tu mano acoge apresurada, me lleva a tu boca y me degusta como la tierra cuando recibe el agua.


De: Oscar Almeida
Asunto: SEGUNDO ENCUENTRO
Fecha: Jueves, 01 de Marzo de 2003 01:17:00 p.m.

Elena , no sé si recibiste mi primer mensaje. Espero que sí. Sabes me muero por platicar contigo, aunque sea por correo electrónico. ¡De veras! No soy un fanfarrón, al contrario. Me considero una buena persona, soy trabajador y buen amigo. Ojalá éste correo sí lo contestes. Como te dije anteriormente, para mí eres la mujer más divina sobre la tierra. Tal vez tengas novio o algo parecido y por ello no me respondes. Pero con el corazón en la mano te pido que me contestes. Quiero conocerte. Por favor ¡contéstame!

Tu amigo: Oscar.



Ella:

Vuelve a soñar...

Esperaré a mirarte. Ya te dije, el tiempo no importa. Vengo de otras vidas buscando las huellas que indiferente dejas. Sé que a veces me equivoco, que he besado espejismos pero alguna vez tomarás forma en la calle. Podré acariciar tu rostro con mis labios y sin palabras nos diremos lo mismo que la noche dice en silencio. No importa que hoy te escondas detrás de la distancia, detrás de un monitor.

Esta vez está dispuesta a contestarle, decirle que ha recibido sus mensajes y que se vean para conocerse. ¡Cuánto lo ha deseado! Enciende la computadora. Impaciente espera mientras la pantalla indica “recibiendo mensaje”. Lo abre.


De: Oscar Almeida

Asunto: TERCER ENCUENTRO
Fecha: Sábado 23 de mayo de 2003 10:36 p.m.

Elena: Esperé tu respuesta pero no llegó. Supongo que te parecieron broma mis correos. O tuviste miedo de que fuera un loco o un perverso. No es así. De verdad me gustas y nada me hubiera hecho más feliz que me permitieras acercarme a ti. Créeme que soy serio en lo que siento pero también soy muy tímido. Hoy en día las mujeres esperan demasiado de un hombre. Tal vez te hubiera gustado que saliera a tu paso en la calle y al mirarte mi silencio te hicieran saber que soy un hombre enamorado y que te he esperado siempre. No lo podré hacer y esto me duele mucho. Por eso no lo seguiré intentando, ni por este medio ni por otro. De hecho, borraré mi dirección del servidor para no tener la tentación de aparecer en tu pantalla. Te recordaré siempre. No pienso tirar las flores nunca. ¡Adiós, preciosa mujer! Oscar.



Ella:

Cuando termina de leer el granizo golpea desde hace un rato la ventana, mientras la envuelve un olor de flores secas.



Estela Guerra Garnica
Ciudad de México. 1962.
Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado cuento en los periódicos La Jornada, Reforma y Excélsior, así como en diversas revistas literarias de México y España. Obtuvo el 2° lugar en el Certamen Nacional de Cuento"Carmen Báez" 2002 y con el cuento "La cita" obtuvo el primer Lugar en el Certamen Literario "José Revueltas" de la ciudad de México en 2003.
Actualmente prepara su primer libro de cuentos. El Universal. Actualmente se dedica exclusivamente a escribir
.

mayo
2004