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Escapo de las noches traicioneras
cuando el silencio se alza omnipotente
e imprime huellas en mi sombra.
Escapo para inaugurar mañanas
en otro territorio
donde cante el mirlo los poemas
que mi espalda, eterna soñadora,
lleva engarzados como enigma.
Soy los mil fragmentos en la curva del espejo
escondidos detrás de las palabras,
boca con aroma de otras bocas
cuerpo que sale de otros cuerpos
en la hondura de la noche.
Graciela Wancelblat
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