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La noche deseada de la pasión,
los cuerpos húmedos, sólo la pasión,
la orquesta de gemidos,
los
cuerpos flotando
y
el alma danzando
¡vaya novedad esta de la pasión!
El soberbio gato negro
que juega, que besa, que se revuelca en su dolor; y luego
brillan sus ojos en la gata blanca,
que espera, que conecta, que sigue, que acaba.
El agua de los amantes,
agua turbia, agua tibia,
donde duermen, donde sienten.
Un de nuevo, un comenzar, un no puedo, y luego
largos sueños, largas vidas
y por fin...
la infinita muerte de los amantes.
Alma Leticia Hernández Villalvazo
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