caleidoscopio       


Dos poemas
Aída Monteón



Se murió mi tortuga y yo sigo hablando
bajo a buscar agua
cuento los escalones que me separan del grifo
que nadie mete las manos en mis pechos
que tengo todo dispuesto
como aquella tarde que viniste para irte
y yo me dejé caer
y cayó la madrugada
y cayeron todos los techos
y mi madre que estaba entera
pero yo me atraganté con el tiro en el aire aquella noche
ahora juego carambolas con el tiempo
como una viciosa,
las palabras las pongo en diminutivo
para minimizar la marea
para que no caigan
por si se resbalan
las dejo en charla conmigo
mientras yo sigo hablando del tiempo con mi vecina
que se acabó el domingo
que es forzoso rebelarse
que no creo en nadie
le digo que pase cuando quiera
que mi tortuga murió
que no hay de qué preocuparse
que sólo hay un motivo de vergüenza:
ahogarse así, sin causa.



                                                                 Y sólo tu me gustas, Tarumba


Resumas en tus carnes, Canabia
tus ojos disparan a lo alto.
El manco tienta al necio y grita: te rebaso
El mercader clama por desgracias.
Yo los diviso juntos desde el umbral de mi silo
desde ese agujero anegado
desde arriba,
y es nada más tu sabor lo que me envicia, Canabia
reclamas lluvia negra en tu taza, que gotee rocío.
Qué licor llevas dentro,
qué te distingue
seremos siameses de insomnio o acaso el mismo
                                      ensueño.
Eres quizás la mentira del miedo
o el engendro de su semen
Por eso Canabia, de cuando en cuando pregunto:
¿dónde te escondes?



Aída Monteón
Guadalajara, México.
Ha participado en el antitaller de Poesía “César Vallejo” dirigido por Raúl Bañuelos. También en el taller multidiciplinario dirigido por Karla Sandomingo.
Actualmente asiste al Taller de cuento que imparte Fernando de León.
Ha publicado el libro Tatuar la luz.

julio
2004