deshoras       


Tirar los cohetes...
Luis Alberto Chávez Fócil




Tirar los cohetes

               La rosada mano de la vulva extiende su pimienta azúcar. Nos cubre el aroma celestial de la orina por la que damos la espada, y antiguamente morir, de uno en uno. Alegres los cautivos vamos, llegados a la reina del rejuvenecimiento. A punto siempre, a la voz, si cálculos para hacernos fuertes, crecidos por ella como si fuéramos gnomos. Tenemos en la amada alegría sin límites, una cama como líquido y champaña. La médula detiene una burbuja nueva, clima de humedad y certidumbre a ciegas. Como santos en refugio somos, adentro, tanto de ella; así lo publicamos, así lo bendice un sacerdote. Porque fermenta la divina su nombre, y otras tantas, delicadas cosas.



Levantar las varas

               Después, ante el aroma desaparecido y ver que sólo queda una ceniza en el dedo, un rincón auténtico en la casa, la cantina es para cualquier persona. Se viene una cadena como buque, una mano se crispa, llamándonos a donde no queremos. Magros, flacos, agostados se quedan estos pobres pálidos, llameantes porque mejor les apetece morir y la mujer se fue, no más, no nunca. La algarabía volátil como cuerdas; se queda una guitarra tocando una miseria, la risa de espíritus malignos apuntan al que le robaron su fiesta. Ah sin zapatos se anduvo por la casa. Ahora, damos tristeza a la flor, se pide urgente un rayo, una sorpresiva piedra para estallar la cabeza. Porque la pólvora podrida se llama por las noches, hombre.



Luis Alberto Chávez Fócil
México
Su más reciente libro de cuentos es Deletreando Sirenas.

julio
2004