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Preocupado por poblar su árbol, el aristócrata inicia la investigación
histórica, ramas y ramas de nobles ascendientes forman los brazos del frondoso
arbusto, quiere el linajudo saber de dónde proviene el tesoro de su abolengo.
En medio del tronco encuentra, perfectamente labrado, un corazón que une
los nombres de una puta y un pirata.
Aymer Zuluaga
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