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Dicen que decía
el poeta Octavio Paz; “La lógica del mercado, no es la lógica de la cultura”
con referencia a la sobrevaloración de productos culturales sin un aporte
o valor histórico
En la era contemporánea, predomina una costumbre cómoda, disfrazada de filosofía existencialista: “vive como si fuera el último día”. Se practica en cada sociedad civilizada la máxima, vive y deja vivir”.
Este dejar hacer, dejar pasar, ha originado un individualismo primitivo, carente de sustancia que globaliza el consumismo y ahuyenta la ética y los principios morales, gestando una conducta socializadora aceptable que identifican a una gran mayoría: La frivolidad.
Obtenidas como de la mítica lámpara maravillosa, la irreverencia y la libertad, son conceptos que engolosinan a los jóvenes, ansiosos por desencadenar su ansiedad y que exploran la sociedad estereotipada en busca de abandonar su soledad y su hastío.
La simulación y la apariencia revisten los instantes hasta construir espíritus banales, singulares y perfectos.
Las presentes generaciones han nacido con la idea del cambio, medianamente han comprendido que todo cambia, el movimiento elíptico, la sociedad es dialéctica ... ¿ y si todo cambia?, ¿vale la pena permanecer?, ¿vale la pena anclar nuestros sentimientos a alguien o a algunos?, ¿tiene algún sentido comprometerse?.
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Los individuos frívolos de hoy, son seres insípidos que le temen al ridículo y constantemente lo provocan, les fascina la belleza, pero no el espíritu, incapaces de valorar en su exacta dimensión la dignidad, la lealtad y el sacrificio humano (o divino).
Hace tiempo sólo eran frívolos los de abundancia financiera o filósofos o poetas nihilistas que debido a la acumulación de conocimiento enciclopédico, perdían el interés por las penurias y placeres ordinarios y por ende consideraban la existencia como inocua e inservible. |
La satisfacción de nuestros deseos, - que no necesidades- es instantánea,
importando así el momento, la aventura anecdótica por encima de las actividades
trascendentes y edificantes. Sólo el vacío nos redime, lo “cool”, está
de moda. Hay un ejército de elementos distractores y mediativos, organizados
con el fin de asaltar la cordura; hay un mundo trivial, que nos espera,
no hay por qué resistirse, para todos y cada quien hay una exquisita levedad.
Cada vez más, la colectividad acepta y has exige que seamos totalmente light. Esta frivolidad – que esclaviza – no es impuesta, sino autodeseada en nombre de la felicidad y el progreso.
Aceptar la frivolidad y aceptarnos como espectadores o protagonistas involuntarios, no es fatal, pues el nuevo orden social demanda seres dóciles con excepcional talento para confirmarse dentro del reino de lo efímero, dispuestos a venderse y a comprar virtual y literalmente en un mundo convencional.
Mauricio Sáenz
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de
Chiapas. Ha trabajado como
locutor de radio, participó en el poemario "Díez poemas
para engranarse a la muerte" Actualmente dirige el grupo
independiente de teatro "Trilogía" e imparte el curso de Aprendizaje
Significativo en la U.V.M. y en la U.N.A.CH.
(Chiapas) |
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oct
2004
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