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Escribir es un acercamiento al abismo, escribió Bolaño de muchas
formas, en muchos de sus libros. Escribir es una enfermedad, también un
viaje, también terrible monstruo que puede arrebatarte la vida. A estas
alturas, a tan solo unos años de su fallecimiento, ya se puede hablar de
los fanático del escritor, de los seguidores, los incondicionales, y en
contraposición, los críticos furiosos, los retractores.
Cargando a los "Detectives Salvajes" como biblia, a "2666"
como profecía, nos quedan sus libros de cuentos como evangelios. "El
secreto del mal", publicado este año por Anagrama, junto con la antología
de poesía "La universidad desconocida", es posiblemente el último
de los acercamientos, la pieza final de narrativa que nos queda a los que,
como yo, hemos devorado cada palabra que escribió Bolaño. De ante mano
pido disculpas, procuraré ser crítico, pero en el fondo de mi habita un
fanático, intentaré ser duro, veraz, pero la melancolía tendrá un peso
muy fuerte en lo que de los cuentos incluidos en este libro pueda yo decir.
Empecemos por la narración que bautiza al libro: "Este cuento
es muy simple aunque hubiera podido ser muy complicado. También: es un
cuento inconcluso, porque este tipo de historias no tienen un final."
Aquí esta la premisa, la apuesta y la condena. Textos encontrados en los
archivos de computadora de Roberto Bolaño, una obra póstuma, revisada por
terceros, que busca, sobretodo, a los que deseamos leer aunque sea un poco
más de él, criaturas insaciables. Siendo claro: no es un libro para quién
se quiera acercar por primera vez a este es autor. Eso parece obvio, pero
muchas veces la obviedad es lo último que se ve.
Las narraciones están divididas en dos grupos. Por un lado los textos
que están completos, que posiblemente eran ya preparación para un esperanzador
siguiente libro, posterior al "Gaucho Insufrible", el cual, de
acuerdo a la introducción de su editor, fue entregado por Bolaño como con
la conciencia de que el final estaba cerca: "Todo llega, el final
del viaje llega" dice en ese tomo de narraciones. Quedaba "2666"
como epitafio, como último aliento. Los segundos textos en ese grupo son
apenas esbozos, primeras páginas de futuros cuentos que quedaron inconclusos.
Al leerlos uno no puede evitar sentir melancolía, un poco de tristeza por
lo que pudieron ser. Tampoco se puede evitar ver su capacidad para crear,
desde las primeras líneas, excelentes piezas literarias.
Haciendo disección: Están los cuentos que aún pulsando el más puro
estilo de Bolaño, pertenecen a un universo propio: El secreto del mal,
El hijo del coronel, Crímenes, Playa (que ya había sido publicado en alguna
revista). Estas historias son las que un lector novel pudiera leer con
mayor facilidad. Están también las narraciones meta-literarias, textos
que funcionaron como conferencias o que simplemente van, más que sobre
una historia, como un ensayo narrativo.
Encontramos, por supuesto, los cuentos donde aparece Belano. Aquí
los fanáticos tendrán un dejo de nostalgia. Narraciones que nos hablan
de la muerte de Ulises Lima (Mario Santiago) o sobre una visita desconocida,
tal vez inexistente, a la ciudad de México. Imposible no sonreír con nostalgia.
Existen más textos, uno donde aparece Bolaño en vez de su alter ego, también
el origen posible de la novela "Una novelita Lumpen". Llaman
la atención, ya hacia el final del libro, los textos inconclusos que, sin
necesidad de que los editores lo remarcarán, dejan en obviedad que eran
proyectos aun en construcción.
Tengo que confesarlo: a mi me gusta más el Bolaño cuentista que en
sus otras facetas. Aquí es posible que me convierta en objeto de odio,
que me lancen piedras, que me condenen al infierno por hereje. Él mismo
me llamaría farmacéutico ilustrado, entonces posiblemente me contaría de
las grandes batallas contra "aquello", me reeducaría. Tengo mis
razones, su capacidad para crear universos consistentes, sus personajes
entrañables, la levedad, la fuerza, el humor oscuro que envuelve a sus
narraciones.
Creo que aquellos que profesen la religión Bolañesca apreciaran este
libro, lo atesorarán, lo aprenderán de memoria. Aquellos que sean detractores,
que se confiesen en contra, que ya estén pensando en escupirme apenas terminan
estas líneas: Abstenerse, el libro podría envenenarlos, poseerlos, perseguirlos
en sueños. Los que simplemente se quieran acercar al autor, les indicaría
precaución: como en la mayoría de su obra, el conocimiento de otros textos
incrementa a este libro, desconozco su impacto sin estas bases, pero se
corren dos peligros, el olvido espontáneo o, aun más terrible, la conversión
forzosa e involuntaria a la adoración. Siempre hay espacio para un fanático
más en este lado de muro.
Cástulo Aceves Orozco
Guadalajara, México. 1980.
Ingeniero en Sistemas Computacionales. Tiene publicado el libro "Puro Artificio" (Editorial Humo, 2004). Ha participado en diversos talleres de creación literaria desde 1998 y en el encuentro de Talleres "Altaller" (Guanajuato, 2003). Ha publicado en varios medios escritos y electrónicos, en las antologías "Figuración de instantes", "Mar nuestro de cada día" y "Tramas y Líneas. Muestra de narrativa de Guadalajara". Mención honorífica en el 1er Concurso de Cuento Corto del ITESO. Ganador del concurso estatal "Adalberto Navarro Sánchez" 2004, en la categoría de narrativa.
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Nov
2007 |