Nada más claro y más oscuro que las teclas de un piano viejo, tocándote. Ni más profundo que el estanque donde tu mirada habita, cuando el espejo del cielo se desarticula en notas escritas para mis dedos sordos.

   Hoy bebo verdad que se me escurre entre las comisuras de los años, entre desiertos de luz y mares de olas nuevas. Que por aquí pase, que por favor alguien lave e ilumine desde arriba este día robado. Los recuerdos se adoquinan en mi frente, proyectando fachadas sin razón, color naranja. Las ideas rebozan, se mecen en una hamaca de hilos necios, sobrexcitados. Y vuelve el piano epistolar obviando el remitente, acariciando la tesitura breve y puntual; a la hora exacta en que te desnudas. Y va de regreso mi réplica, lenta y moderada, con el oído pegado a la puerta donde escucho caer tus ropas.

   Me pregunto dónde está tu voz, atrapada, contenida en algún lugar de la pieza que transcurre sola. Toco tus dientes sin bemoles y solo se escucha la humedad. Abro los brazos por si llegas y me entrecorta el silencio un ritmo roto. Empalmo vibrante un pentagrama para leer en casa; si me esperase una puerta para la llave que se quiebra en mi mano.

   Cuerdas anónimas, cuerdas percutidas por astros impunes. La clave de luna como ardid de la casualidad, de las ochenta y ocho teclas allanando el tablero de ajedrez. ¿Cuánto suicidio cabe en unos labios, cuántas octavas de tu piel saben a caricias olvidadas?

   Busco el pedal del freno y solo encuentro resonancia, tonos, unicordios, desafinando cada intento de abrir el compás de espera. Un tiempo y medio: lo que transcurre de tu vida sin la mía. Dos tiempos: que se miden las espaldas con el aliento sostenido. Un cuerpo: que se deshace en las sábanas del último concierto.

Rafael Ortiz
Guadalajara, México. 1978.
Es egresado de Ingeniería Química por el ITESO. Ha publicado su obra en la revista electrónica de literatura “Al Margen” y las revistas “Mientras Pasa la Tarde” y “Pilares”. Su trabajo fue incluido en el libro “Voces Varias, A Veces Líquidas” Antología de Poetas Jaliscienses Contemporáneos. Es colaborador del Heraldo del Bajío.