talismán
maría teresa gutíerrez





     El run, run, que crecía en el caracol del oído no la dejaba en paz. Día y noche escuchaba ese murmullo que le contaba una historia que se repetía, pero nunca había sido comprensible para ella. No entendía lo que las voces le decían. De niña, sólo se tapaba los oídos como si de esa manera lograra desaparecer ese molesto ruido, se agarraba la cabeza con sus pequeñas manos y la sacudía como queriendo que algo saliera de ahí. Al llegar a la adolescencia, cuando cobró independencia y pudo torear mejor la vida, se atrevió a preguntar a los de su edad si ellos también llevaban puesto ese ruido que en ocasiones se hacía más intenso y en otras más quedo. Los compañeros de clases se le quedaban mirando y la juzgaban de loca; los amigos la escuchaban atentamente y la miraban compadeciéndola. Nunca nadie le devolvió lo que ella esperaba, la afirmación que le dijera que era algo normal. Cuando cumplió 20 años el murmullo del oído formaba parte de su vida. Llegó a comprender que eso era lo que la hacía especial, diferente a las demás. Pasó el tiempo, y las voces que le contaban sabe qué historia se fueron haciendo más familiares y comprensibles. Ahora no podía sentirse bien si la percepción de ese grupo de sonidos se hacía más débil, como si desapareciera, lo llevaba como un talismán. El día que bajaba su intensidad era como un mal presagio: cometería una tontería, resbalaría por el piso, tomaría una mala decisión, rompería un cristal, caminaría inútilmente hacia lugares donde nadie la esperaba... en fin, nada sería certero. En cambio, cuando el ruido se convertía en armonía y aumentaba su volumen, buenos presagios traía: todo le iba mejor, su aplomo y seguridad la llevaban a realizar sus actividades con mucha satisfacción y gozo, podía tomar grandes decisiones, tanto que la dejaban temblando de plenitud. Así pasó el tiempo hasta que cumplió 25 años. Ya era hora de abandonar los complejos, las culpas, los "por qué a mí". Si había nacido con un sonido por dentro era hora de enfrentarlo y preguntarle cuál era la razón de su insistencia. Así es que se armó de valor y se dijo un día que estaba a punto de dormir: 'está bien, qué quieren'.





maría teresa gutíerrez
Yo, María Teresa Gutiérrez, Nací en Sta. Anita Jalisco, el 28 de Feb. de 1959. Hice todos mis estudios en escuelas pùblicas. Empecè a escribir a los 15 años algunos poemas y relatos. Sentì el impulso de las letras desde siempre, tanto la lectura como la escritura. Desde entonces no he dejado de leer y de escribir. Mi gusto por las letras me marcó el rumbo de mi profesiòn. Estudié la Normal Superior en la orientación de Enseñanza del Español (fui la primera generación reconocida como licenciatura ene sta área); no satisfecha, hice la Lic. en Letras Ibéricas e Hispanoamericanas. Tengo 24 años de enseñar a un montón de generaciónes de adolescentes desarrapados cómo acercarse a la lectura y a la escritura; desde entonces he impartido cursos en distintos niveles educativos relacionados con la escrtura. Hace ocho meses obtuve el grado de Maestra en Lingüística Aplicada, por la Universidad de Guadalajara. Sigo dando clases, leyendo, escribiendo y tratando de publicar.