senderos de la historia
patricia romana bárcena molina





     La historia se transporta maravillosamente en los libros o en las clases impartidas por maestros comprometidos con el quehacer de formar en la verdad a las nuevas generaciones. Y, si así no fuere, también sabe abrirse camino para transitar en la conciencia colectiva a través de la Palabra. Sí, la Palabra contiene, además de un significado estricto, una serie de sensaciones y de voces que la extienden en el tiempo. Funciona con cromosomas internos que la hacen crecer y retroceder para comprender su origen. En la Palabra se hereda el uso que se le ha dado a través de su andar por el tiempo, por lo tanto contiene la historia de otras épocas impregnada en sus significados. Por eso es comprensible que la gente que no tiene acceso a un libro o a una clase formal, pueda percibirla si escucha la voz del pueblo.

     Dice Álex Grijelmo: "la Palabra posee dos valores: el primero es personal y está ligado a la historia individual; el segundo es la conquista de un inmenso acervo donde caben muchas más sensaciones que las extraídas de su enunciado académico". Con esto intento aliviar un poco mi angustia por la reducción al contenido de la historia en el nuevo programa que hará obligatorio, en breve, nuestra "maravillosa" Secretaría de Educación Pública.

     Pero, además, advierto que no será exclusivo a los jóvenes el daño por esta mutilación, también los responsables de la drástica decisión, que cierran sus oídos, perderán la posibilidad de comprender su propio destino. Si el gobernante en turno entendiera el episodio del "Pronunciamiento de l842", seguramente pensaría más en lo que hace, en lo que avala y, sobre todo, en lo que declara tan a la ligera.

     Aquí transcribo la redacción hecha por Francis Calderón de la Barca.


"PRONUNCIAMIENTO DE 1842.
15 de julio.
"Revolución en México o Pronunciamiento, como le llamen.

"La tempestad que durante algún tiempo ha venido fraguándose, acaba de estallar. Don Valentín Gómez Farías y el desterrado general Urrea se han pronunciado por el Federalismo. Se levantaron en armas a las dos de la mañana de hoy y, apoyados por el quinto batallón y por el regimiento de Comercio, se dirigieron a Palacio sorprendiendo en la cama al Presidente, y le hicieron prisionero. Unos dicen que todo habrá concluido en pocas horas, y otros que se trata de una lucha larga y sangrienta. Algunos están seguros de que todo tiene que terminar con un simple cambio de ministerio; mientras varios opinan que ha de venir Santa Anna a usurpar la Presidencia. Lo cierto es que el general Valencia, a la cabeza de las tropas del Gobierno, está listo para atacar a los pronunciados que se han posesionado del Palacio.

"¡Ha comenzado el tiroteo! La gente corre por las calles. Los indios se dan prisa para regresar a sus pueblos, a trote redoblado.

"Todas las calles próximas a la plaza están llenas de cañones, y corre la voz de que los sediciosos están entregando armas a los léperos.

"Ha comenzado a retumbar el cañón. A todo lo largo de la calle los balcones se encuentran llenos de gente que mira con ansiedad en dirección al Palacio o formando grupos frente a las puertas y las azoteas situadas fuera de la línea de fuego. Las campanas tocan a rebato, la situación parece que se está poniendo seria.

"Dícese que Bustamante logró escapar abriéndose paso, espada en mano, a través de los soldados que le custodiaban en sus habitaciones. En todo caso, Almonte se encuentra a la cabeza de sus tropas. Han penetrado muchas balas en la mayoría de las casas que rodean la plaza. Poco después de la media noche del martes, Urrea y un corto número de tropas de la guarnición y de su vecindario se apoderaron del Palacio Nacional, sorprendiendo a la guardia y cometiendo el desacato de aprisionar al Excmo. Sr. Presidente de la República, don Anastasio Bustamante; al comandante general, mayor de la plaza y a otros jefes. El señor general don Gabriel Valencia, jefe de la plana mayor, el señor general don Antonio Mozo y el señor Ministro de Guerra, don Juan Nepomuceno Almonte, reunidos en la Ciudadela, dispusieron atacar a los pronunciados que armando al "populacho" se posesionaron de las torres de Catedral y de algunos edificios de los más elevados del centro de la ciudad. A pesar de habérseles intimado a la rendición, a las dos de la tarde se rompieron los fuegos que continuaron hasta las doce de la noche, volviendo a comenzar a las cinco de la mañana, y habiendo cesado por intervalos en los días y noches siguientes."


     ¿Qué vino después de este episodio? El pueblo lo sabe. Santa Anna, el peor enemigo de México, volvió a tomar la presidencia en 1843.

     Hay lecturas que se hacen en un libro, pero hay otras que se transmiten a través de la Palabra que nos heredan los hombres viejos de un pueblo.





patricia romana bárcena molina
Subdirectora de al margen . net
Estado de México.
Maestra en educación especial. Directora del Colegio Vallarta Arboledas.