el ocaso del Avemaría
jaime fariña morales




La solicitada


El católico podrá:
emborracharse con sorna y moderación,
fijando el nudo de la corbata;
empaquetar los pulmones con humo canceroso
siguiendo al pie de la letra el mal ejemplo
de algunos diáconos y priores;
mentir suavemente y ya no sonrojarse;
comentar con elevación las telenovelas;
pasar un rato sensual con bailarinas semidesvestidas;
leer el horóscopo sin sentirse un moroso mental;
morirse de hambre creyendo que ayuna;
ignorar de buen ánimo las epístolas de Pablo y las otras;
trasnochar con risotadas de triple sentido;
exteriorizar con desenvoltura y caletre un lenguaje vulgar;
no devolver todo lo que le prestan;
alcahuetear semana por medio;
ser un terco de misa con la nueva alianza;
enfurecerse con la apresura de un parpadeo;
comprar un número de lotería mirando a un santo;
despreciar con enojo y erguido
las pujantes invitaciones al arrepentimiento;
mamarse tres misas seguidas como penitencia,
sereno y sin consultar el tictac;
ser un santo por unos cuantos segundos
con los puños bien apretujados;
sobrellevar de buena gana una peregrinación larga;
agarrar una vela con la mano hasta que se derrita;
rezar cien veces y luego ordenar harina tostada;
capturar pensamientos puros al estornudar
y eludir la conversión a Jesucristo con altanería.


Mas sabe con devoción acercarse a la difunta María,
obviando con destreza romana al único abogado.
La miopía no se acurruca en el rectángulo bíblico.


María les tramita con una garantía papal escrita
un chárter sin turbulencias al desconsolador purgatorio.




Profecía molecular


María poseía el código de la sangre
que Jesús derramó en la cruz.
Esto implica que adentro de la mente de un pagano,
creyente en Dios,
María es la corredentora del género humano.


La próxima herejía,
el subsecuente dogma que consolidará aún más
la perdición del rebaño papal,
está con el smoking puesto.


Sólo la sangre de Cristo nos limpia;
sólo Él cargó con todos los pecados de todos,
muriendo horrendamente en la cruz.
Hay cuescos bípedos que no captan esto
ni en los seminarios.




La bifurcación


Si se puede ir a Jesucristo
sin pasar por María,
sólo con el auxilio del Espíritu Santo,
entonces la mariología está de más,
sobra.


Si se puede ir al Padre
sólo por medio de Jesucristo
en el ministerio del Espíritu Santo,
descartando a María,
entonces la mariología está de más,
sobra.


Si no se puede ir a Dios
sin pasar por María,
entonces
la Biblia está de más,
sobra.





jaime fariña morales
Arica, Chile.