Garúa II
Leticia Cortés



"Husmeo la locura"
César Moro

A Carlos Olivera


Veo mi maleta vacía.
Y se me hace tan imposible guardar la ropa y cerrarlo todo.
Y olvidarme de la garúa.
Y mantenerme en calma con tu recuerdo.
Arrebato a la distancia los tiempos que fueron nuestros.
El árbol que nace de mi torso que ha sido tocado por ti.
Me es tan imposible dormir soñando.
Dormir pensando en tu nombre.
En el cráneo que se quiebra cuando suceden tus ojos en mis manos.
Cuando surge en mi lengua el drama de verte escondido en mi saliva.
El hábito casi desconocido que quisiera tener
por enfadarme de tus abrazos y tus visitas.
De las lágrimas tangibles en el asfalto y la música de lana.
Les hablo a mis paredes de ti y de tu nombre.
Tras la cortina blanca grito de ti y de tu nombre.
Simplemente.
Hoy mi soledad no está habitada por bosques y timbres de correo.
Sino por la lluvia clandestina y casi imperceptible de Lima.
Y sus rostros.
De la lluvia que esparcía inmensidades de vacío frente al mar.
Del reino-bruma de los cuerpos desplomados en arrecifes cristalinos.
Hoy me veo envuelta en fango de sueños.
No tengo maquillaje en las palabras.
Ni mi rostro tiene versos cifrados.
La sombra de los pájaros ya no es sombra de pájaros.
Es arena triturada debajo de los zapatos.
Que ya no me pertenecen porque se han quedado contigo y con tu nombre.
Me pregunto qué te preguntarás de mí.
Y sí.
Me quedo callada.
Y miro mi maleta vacía y deshecha.
Y se me hace tan imposible guardar la ropa y cerrarlo todo.
Y olvidarle de la garúa que arroja tu nombre en mi cuerpo.



Leticia Cortés.
Guadalajara, México.
Murió el día en que Dios estaba feliz: borracho.
Y nunca voló ningún papalote.