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Hugo Chávez, Evo Morales y en menor medida Vázquez, Kirchner y Lula, parecen
compartir un intento por rescatar el viejo sueño tercermundista de sentar
posición en el mundo. ¿Qué hay de cierto en todo esto?, ¿Como se sumará,
ante esta hipótesis Bachelet y un Ollanta, o Colombia con sus conflictos
internos o Paraguay y Ecuador con sus particularidades?.
La patria grande de América Latina, a través de cada uno de los países
que la componen juegan a suponer que en verdad piensan la geopolítica como
si fueran un bloque unido y monocorde, con la finalidad de resucitar los
imperios azteca o inca, que son en definitiva los modelos ancestrales,
de organización política, que se han evaporado con la conquista Europea,
y que ahora, parecería estar de moda, volver a pensarlos y rescatarlos
de las enciclopedias escolares.
Para quienes no somos financiados, ni por Pdvsa, ni por la embajada de Estados Unidos, la figura de Hugo Chávez nos despierta reacciones encontradas.
No es demagógico, el rebautizar el país, por más altisonante y pretencioso
que suene "La República Bolivariana", tampoco lo es redimensionar
la bandera patria, para que el animalito corra a la izquierda, en vez que
lo haga hacia la derecha. Ahora, que el presidente ungido por los votos
(que alguna vez lo tomo de facto y que en otra oportunidad lo intentaron
correr de la misma forma) en un ordinario y burdo intento de inglés, agravie
a George Bush (por más genocida que este fuese) con términos como borracho
y demás epítetos, que hasta el individuo con menos responsabilidades políticas,
sólo se reserva para la cancha de fútbol o de béisbol, es demasiado, por
más revolución que se le intente poner a tamaño exabrupto. Lo mismo ocurre
con tantas otras afirmaciones, provenientes de quién piensa construir (de
hecho muchas obras ya están en marcha) gasoductos y represas de trascendencia
regional y mundial, pero que en minutos, puede expresar que cambió la bandera
de su país, para satisfacer un deseo de su hija de 10 años (recordar, que
para ser irónico, hay que ser muy inteligente, sino la ironía se queda
en simple y chata agresión)
Por momentos, Chávez, parece un frustrado dueño de circo, que sublima
su no concreción, mientras dirige Venezuela. En otras circunstancias, el
presidente se muestra como estadista en formación, que intenta despertar
al elefante latinoamericano que lleva años de pesado sueño (en realidad
cabría preguntarse, sí existe tal figura).
En cualquiera de los dos casos, o en la mezcla de ambos, Chávez atiende su propio juego. Sea para cumplir su vocación payasesca y vender más caro el petróleo al imperialismo (figura que tal como los dinosaurios pese a que dejo de existir, se le sigue dando entidad en el presente) o para intentar plantar la semilla de reconstrucción de América Latina, a costa de utilizar política y mediáticamente al resto de los países hermanos.
Tanto en Colombia, como en Perú, se llevarán a cabo elecciones presidenciales,
y no son pocos, los que intentan leer los procesos electorales, como un
eslabón más de la supuesta "izquierdización" que se estaría forjando
en el subcontinente. Ni Álvaro Uribe (un hombre que llegó con un discurso
muy fuerte, para combatir la cartelización de su país) ha podido, siquiera,
hacer liberar a Betancourt (candidata a la presidencia secuestrada por
la guerrilla) por tanto las Farc y la narcotización del país, seguirán
en lo alto de la agenda colombiana, independientemente de lo que ocurra
en Latinoamérica.
En el país gobernado por Fujimori, que no pudo administrar Vargas
Llosa, se intenta forzar, que el probable triunfador, el ex militar Ollanta,
proveniente de padres que piden fusilar a los homosexuales, termine, finalmente
en las playas del progresismo, donde derrapo la izquierda formal de años
atrás, transformándose en un aliado o un símil de Chávez.
Tal como ocurre en Ecuador, que eligió un Bucaram (comprobado desequilibrado) y que dolarizo la economía, la problemática del indigenismo (la discriminación, el saqueo de sus tierras, el despejo de sus costumbres ancestrales y la división clasista de etnias que perviven desde antaño) es tan particular y única de la región, que difícilmente alguien que no sea o este allí, pueda comprenderla. Sin embargo, hay quienes, quieren ver a los hermanos originarios del Ecuador como la resurrección de los bolcheviques que se organizaban en soviets.
Colombia, Perú y Ecuador, atienden su propio juego, por una necesidad
irrenunciable de reconciliar aspectos localistas y regionales ( recordar
sino la guerra en los ´90 de los dos últimos países) sin tiempo, ni energías,
como para pensar en un proceso político o social más amplio.
Muchos han deseado ver en Lula Da Silva, una versión superadora de
Getulio Vargas (el suicidado presidente que se comparaba con Perón) o a
un Mao latinoamericano. Tras los pasos de los años, y de las denuncias
de corrupción y del giro a la derecha, el obrero que no termino la secundaria,
es mucho más parecido a un riojano con patillas que gobernó Argentina,
sólo que no ha afirmado, todavía, que mantienen relaciones carnales con
Estados Unidos. Brasil avanza en el Alca e histeriquea con América Latina,
para no perder la chapa progresista y a su vez, para negociar en mejor
posición, por tanto, otro que atiende su juego.
En nada se asemejan, las izquierdas de Evo Morales y de Michelle Bachelet. No sólo que el primero puso en su gabinete a una empleada doméstica y la otra puso a doctorados en Harvard, sino que además posee, cuestiones de límites, ancestrales, pendientes. El hombre del pulóver debe lidiar con el analfabetismo, sin que esto implique pérdida de identidad cultural, y con la sustitución de las plantaciones de coca (no porque lo diga el imperialismo, sino por necesidad de comercialización), mientras que la primera presidente mujer de Chile, tiene que sepultar el fantasma cultural de Pinochet (en este país, hace muy poco se aprobó la ley de divorcio) y seguir ganando espacios en el mundo (como la organización de países del pacífico que forma parte y su relación con China), los dos, eso sí, tienen que seguir siendo, a su manera, representantes de izquierda, por más que en cada país, esto resulte muy diferente. Chilenos y Bolivianos, atenderán sus propios juegos, a lo sumo, tendrán que sentarse en alguna mesa, para ver sí la salida al mar, continúa obstruida para uno o sí se abre en detrimento del otro, pero no existirá mayor integración que la presente negociación.
Paraguay tiene más relación unilateral con Estados Unidos, que productos
falsificados o trucados. No solo lo demuestran, a través de la base militar,
que se esta instalando, sino también mediante la necesidad económica de
este país, que desde la guerra de la triple alianza, se ha transformado
en el receptáculo de lo ilegal, lo oscuro y lo mañoso, sin poder ser asistido
por sus vecinos, latinoamericanos, que en algún momento han masacrado al
país del mariscal López y que aún hoy se niegan a reconocer o reparar,
tamaño desacierto, y por tanto se han puesto precio, los paraguayos, para
la inmediata asistencia, que solícita sale desde Estados Unidos, a muy
bajo costo. No tiene opción Paraguay, que atender su propio juego, dado
que con suerte el país, seguirá siendo administrado, al menos formalmente,
desde Asunción y no desde Ciudad del Este.
El presidente Argentino, le puso los votos a Tabaré Vásquez, este
le devolvió el favor, poniendo dos plantas de celulosa a orillas de una
ciudad Argentina. Nunca se comprendió tan bien, desde ambos lados del río
Uruguay, que por más de izquierda, que se definan, cada cuál atiende su
juego.
Kirchner le ha dicho a Bush, que el era peronista, en Argentina, sin embargo, no se reconoce como tal. En la ciudad de Mar del Plata, donde se llevó a cabo la IV Cumbre de las Ámericas, nuestro primer mandatario, organizo una anticumbre con Chávez y Maradona a la cabeza, mientras daba una conferencia (algo que nunca hace) con Bush. Más allá de intentar ser reelecto, no sabemos muy bien, cuál es el juego de Kirchner, lo que sí sabemos es que no se trata de construir una Latinoamérica política y socialmente unida.
Varios Bolivianos murieron en un taller clandestino de costura en
la Ciudad de Buenos Aires, a muy pocos nos sorprendió la noticia, y a muchos
menos les apeno. Sucede que los paisanos de Evo, son mal vistos, en lo
que un peruano de clase media podría llamar la París de Sudamérica. Por
lo general se dedican a la construcción, a la venta de verduras o la confección
textil, pero por la pigmentación oscura y los rasgos aindiados, para un
porteño, un boliviano (o bolita) es un negro, pobre, persona a medio terminar
y ávida de ser explotada, además de hincha de boca (equipo de fútbol popular),
incapaz de cenar en los mismos lugares onerosos, donde despilfarra los
billetes un empresario paulista.
La evocación de la América Latina, Bolivariana o Sanmartiniana, sólo
queda en una versión de estampita, a lo sumo transmitida por una nueva
cadena de televisión, financiada por petrodólares. Los poemas de Gelman,
leídos bajo el candor de una remera con el rostro del che Guevara, se diluyen,
como las burbujas del champagne, que a borbotones, se consumen en la uruguaya
Punta del Este, por obra y gracia de los adinerados, paraguayos, argentinos,
brasileros y demás ciudadanos privilegiados de una Latinoamérica, que vive
sus contradicciones internas, entre terminar de asimilarse y emular a Europa,
mientras sus dirigentes políticos, declaman un supuesto "americanismo",
bajo el yugo o la égida, de discursos para la tribuna, sin siquiera prestar
atención a los conflictos que a diario, enfrentan a los países hermanos,
por cuestiones fronterizas, culturales, o económicas.
Walter Benjamín, sostiene que la historia como curso unitario es una representación del pasado construida por los grupos y clases dominantes.¿ Qué es, en realidad, lo que se transmite del pasado? No todo aquello que ha ocurrido, sino sólo lo que parece ser relevante. En la escuela, por ejemplo, hemos estudiado mil fechas de batallas, de tratados de paz, o de revoluciones, pero nunca se nos ha hablado de las transformaciones relativas al modo de vivir la sexualidad, o a cosas parecidas. Lo que narra la historia son los avatares de la gente que cuenta, de los nobles, de los monarcas, o de la burguesía cuando se convierte en clase de poder: los pobres, sin embargo, o aquellos aspectos de la vida que se consideran bajos no hacen historia.
La única unión latina, en el caso de que la misma se dé algún día,
no surgirá de gobiernos, que se digan o se reconozcan de izquierda, sino
más bien del bienestar que tenga la gente con menos recursos, para achicar
la brecha entre los pocos que más reciben y los muchos que menos lo hacen,
este es el verdadero desafío, sin importar como se llamen los países o
los presidentes, y de tal manera, mientras más nos hermanemos en este aspecto,
más podremos asemejarnos y encontrar similitudes, sin que los sueños de
vinculación queden en la esfera de meros sueños mesiánicos de quienes usan
los discursos, para sacar una mayor tajada a sus juegos, individuales o
foquistas, económicos o políticos. |
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