2 poemas
Judit Krasznai



Y lloró él su pena
profundo bajo tierra
donde la fuente brota
encontró su hogar
Entre piedra y piedra volaba
a flor de tierra
como la flecha
Restañó su corazón sangrante con piedra
y aún así
cuando llegó la explosión
su sangre era igualmente roja
que la de todos nosotros
Llegó a la superficie y la pregunta
la pregunta eterna
que por qué la luz es tan molesta aquí
empezó a morder sus ojos
Y le envolvió esa luz extraña
pegadiza
parecida a la limonada
se pegó a todas sus células
Pero él seguía trepando
porque de rocas había mil más
intactas
Piedra sobre piedra
y en la cumbre: el aire
quizás la nada
esta pregunta le torturaba sin cesar
¿acaso allí en la cima será bueno precipitarse
o existe un punto
en que al cansado viajero
le tienda una ladera el infinito?

Y poco a poco la roca se hizo su mano
ya no era caliente
no ardía en las heridas
Y trepaba sin parar
porque su fuente le retiraba
hacia abajo
Bajo sus pies el hogar
Infinito crucificado.


* * *


El mundo se desintegra en partículas
sólo estás Tú
un dios inclinándose sobre mí:
mi niño eterno
en tus ojos se convierte en brillo divino
la luz verde-amarilla de la lámpara
que nos rodea
como el vacío a las estrellas
Te abrazo
y se me olvida todo
se me olvida quién soy
mi nombre
por qué he venido aquí
Me desprendo de todo eso
y no queda más que el Fondo
El mundo olea con nosotros
el sol saliendo da un chillido
y de las paredes cae la cal
No sé dónde estoy
no sé por qué estoy allí
sin embargo, la primera vez en mi vida
estoy por alguna parte
Me besas
y en mí brotan los cantos del universo
hace mucho pasados al olvido
odas de millones de años te miran
a través de mi amor
Existo
porque estoy contigo
Vivo
porque me has enseñado a respirar.



Judit Crasznai.
Budapest, Hungría. 1986.
Estudia Filología húngara y española en la Universidad ELTE de Budapest.
Sus poemas han sido publicados en revistas literarias de El Salvador.