Dos poemas
Maribel Castorena Gutiérrez



¿Quién me ha robado el eutanal?

Me han robado todos los meses,
el engendro que creía estar domesticando
me tragó los rostros inertes,
el cuerpo dadivo de irresponsabilidades
de locuras, de risas, de espantapájaros...
                                     Ahora no sé quién me ha robado el sano insomnio.
Quien lo haya tomado se llevó un eutanal;
se llevó el brebaje para los catalépticos,
de olor a sábana mojada, orégano y migajón
y me descubro:
que todo me queda crudo siempre,
apelmazado, desabrido pero nunca empalagoso
¿quién dice que eso significa que soy amargosa?
                                                                  ...La noche,
sí, tal vez pulule mi flaca sombra destilar de la luna,
que me lame la calva con su lengua de fieltro
y me ampolla el aliento de albatros
naufrago en mi pecera sórdida y pensionada.



(Pospretérito)

Pasan los labios que caminarían equilibrados
los que morderían los pétalos
y los que mamarían el alma
los labios que son de yeso o de sodio,
labios que no tienen acta de nacimiento
y sabrá lo inútil de su acta de defunción;
son los labios que caminarían equilibrados
los labios de fauces amarillas de bilis.

Pasan los labios agrietados, los dolidos y remendados
los del equilibrio que bastarían mañana.



Maribel Castorena Gutiérrez.
Estudiante de la licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara.