Ximena Durán


propioceptivo


Todos tenemos dos caras, dos caras que son dos personalidades, un ying y un yang. Así pasaba con Abril, siempre en esa lucha interna de la risa al llanto. La conocí hace tiempo por casualidad. Abril acostumbraba pasar en soledad muchas horas de su tiempo; creía que esa era la forma de no dejar salir a ninguna de sus personalidades. Temía herir cuando era fría o enamorar cuando era cariñosa. En esos momentos de soledad, observaba su imagen frente al espejo tratando de entenderse, platicándose, riéndose, llorando, parecía que el espejo era su mejor amigo.

Un día al estarse observando sintió que esa imagen que se reflejaba no era la suya, que era de otra persona que no conocía, sintió un escalofrío que le recorrió las piernas, ¿cómo separar una personalidad en la imagen que veía y otra la que era ella? Sintió miedo de tener esa sensación, de ver esa imagen ajena que reflejaba a alguien distinto a quien ella era. El silencio la aturdía. La luz tenue la envolvía, prefirió dormir y ya no pensar más en eso. Todo sería producto de aquél cansancio y el miedo de estar en soledad.

Pasaba algo curioso, no se por qué no tenía la capacidad de ver imágenes en tercera dimensión, para mi eso era tan fácil, "sólo es cuestión de fijar la vista en un punto y solas aparecen" -yo le decía- pero ¿porqué no podía ver esas imágenes? ¿porqué me decía que podía separarse al verse frente al espejo?

Pasaron algunos días... ahora evitaba quedarse mirando frente al espejo.

Un día un gritó horrorizado me despertó. Su mirada era desorbitada, creo que no podía ni respirar, quise tranquilizarla, decirle que todo había sido un sueño, pero al querer acercarme, ella corrió y se encerró en el baño. Aún somnolienta, yo no comprendía lo que pasaba, "una pesadilla" - fue lo que pensé, pero también me asusté. Pasó el tiempo y ella no salía de su encierro... solo la oía llorar. No quise esperar más y salí a buscar al doctor que vivía en el edificio, a él le hemos tenido confianza desde que llegamos a vivir a este lugar...

Por fin Abril tímidamente abrió la puerta, el Dr. y yo esperábamos verla más tranquila, pero en cuanto me vio, aquella mirada horrorizada la hizo cerrar la puerta nuevamente, ya no estoy segura si fue una pesadilla...

Salí a comprar un tranquilizante que el doctor le recetó, fui lo mas pronto que pude, el tráfico me desesperaba, mi auto volaba, ya de regreso encontré que Abril estaba tranquila esta vez me miró y no dijo nada....
"¿Qué pasó Doctor?" pregunte- "Parece ser una crisis nerviosa ocasionada por el exceso de trabajo" - y le pidió a Abril que se tomara esos tranquilizantes para el sistema nervioso, le recomendó reposo, "Sería bueno que tomaras unas vacaciones" - dijo-
Posibilidad que no consideró... y el lunes de seguro iría a trabajar. Era la tarde del sábado, yo tenía trabajo, y Abril dormía en su cuarto.

Los días siguientes todo era aparentemente normal, pero yo la notaba distraída, cuando le preguntaba que pasaba, me decía que todo estaba bien, que no me preocupara.

Pero yo no me sentía tranquila, Abril estaba muy extraña. Hasta la veía demacrada, por eso le pedí al Doctor que platicara con ella, y así lo hizo. El era muy reservado, solo me dio a entender que seguía teniendo ese tipo de crisis, por eso le había recomendado a una Dra. amiga suya, de toda su confianza, dijo.

¿Qué tipo de crisis eran esas? ¿Tenía alucinaciones? que desconcertante era todo eso.

Abril sabía que contaba con todo mi apoyo incondicional. Se trataba de algo muy delicado, supongo, por que cuando la veía todo parecía normal, luego se encerraba en su cuarto y no sabía mas.

Abril inicio sus terapias, hablaba poco de ellas, parecía que le funcionaban.

Meses después de continuar con un estricto tratamiento, me llamaron a mi oficina, Abril estaba en el hospital. No sabia que pasaba, en la mañana lucía muy bien. Salí de inmediato. "Estaba en shock cuando la encontramos en el baño" - me dijo un compañero de ella. Ahora dormía plácidamente, probablemente bajo el efecto de sedantes, pero en esta ocasión me dijeron debería quedarse en observación.

Pasaron los días y Abril seguía con esas crisis, esta vez había que internarla. Por fin supe que era lo que pasaba, un reconocido siquiatra, quien tenía especial interés en este tipo de casos, me dio explicaciones muy sencillas de estas crisis, dijo que había perdido el sentido propioceptivo, es decir, la percepción que cada uno tenemos de nosotros mismos, de que somos únicos, Abril veía su rostro en otras personas, por lo general en mujeres. Esa sola idea a mi me aterraba, hasta me parecía un caso paranormal, pero su estado había sido progresivo, ya no podía ni siquiera hablar coherentemente.

Se que al fin pudo liberarse de ella misma, al fin se separo, cuando la encontramos muerta por una sobredosis de antidepresivos.