Carmen Molina T. trampas I Tu tacto epidermis expuesta (espalda mía) Una tela estruja inquieta (un deseo) Transcurren miradas (al pie de la escalera) Un juego (combustiona) A veces. II Sería tan fácil estar dentro de ti. Así, en este momento. Así. apretada contra tu pecho con las piernas flexionadas incómoda -acaso reptando- en tu cintura. Con la lengua te despierto la impaciencia y, con los dedos, conquisto tus humedades. Porque somos entre palabras que nos enredan bocas que nos divierten y nos deleita descifrar glifos ancestrales en la frontera de la ropa. Jugamos a la luz de Orión ajenos al tiempo a los signos a los códices. Vivos en el silencioso ritual de tocar. III Empiezo a creer que los amuletos dan suerte y que los años no pasan... en vano. Que a las madrugadas de enero les va bien la penumbra Que tu sexo arde de impaciencia por mí Y que mi boca te busca más que por placer Empiezo a creer que deseo los momentos-trampas que me das... y me quitas Que latimos -enteros- que nuestras venas hablan por ellas mismas mientras nos desciframos sin cautela nos tocamos sin vernos y nos encontramos sin mapas IV El viento (centinela pétreo) con su irrefrenable vigor pagano esculpió la idea-pirata de que tú y yo vivimos en un episodio de fuego. Y hielo. |