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Carmen Molina Tamacas* 2 poemas I Como viejas conocidas nuestras bocas se encontraron en la abarcadora succión de un beso. (¿Cuántos años han pasado?) Nos tocamos sin luz hasta la hondura de nuestras soledades. Somos con palabras con la piel excitada las manos desamarradas. Juntos -con ropa o sin ella- nuestros cuerpos -apretados. Son viejos conocidos. II Amanece con un ritmo más antiguo que todos los tiempos. Luz. Cubre mi piel como letra indescifrable la certeza impoluta y ancestral de la vida. Soy como no fui o seré: organismo que no reposa. Transubstancio la urgencia incorpórea de conocer lo que miras a través de mis ojos lo que oyes con mis oídos lo que tocas con mis manos. Se vierte mi esencia en letras ritual de augurio inequívoco de lo que mi centro vital -de suyo y en propio- te compensa. Y me convierto en mariposa, bebo la devoción ancestral por el sol me desangro en acertijos sagrados. Despierto justo para advertir que soy aire. Y aún respiro. *Carmen Molina Tamacas San Salvador, El Salvador. 1975. Editora de Investigaciones del Diario El Mundo. Estudia Antropología en la Universidad Tecnológica de El Salvador. tamacas@yahoo.com |