Carlos Eduardo Herrera Gómez* al carajo la miel Hay veces que uno prefiere fregarse una mano en las paredes como ella y otras masturbarse indefinidamente pensar en el espasmo de ayer o en la mujer de hace dos años que no da para más Cierto es que uno deja la ventana abierta la puerta abierta y la verdad es triste porque nadie entra ya ni la mosca ni un ángel que se muerda y me despierte (mas, para el poeta, ella sigue siendo su pluma) y sabes que sí que todo y que no te importa que tal vez sólo es una farsa tan tigre azul como poderse amar y querer huir pero no para nosotros los que siempre damos damos y damos no hay romántica ficción. Puede decirse entonces que me siento víctima en abierta oscuridad que siempre he tenido esa debilidad y que tiendo un poco al drama por tanto a estas horas y aquí es cuando se dice: “Con una chingada el amor no es y nunca será un santuario Al carajo la miel y también la luna”.
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